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Como gané (y perdi) el concurso National Geographic Photo 2012 en menos de un segundo

Harry FischNo necesité mucho tiempo para hacer la fotografía ganadora: solo la séptima parte de un segundo (1/7 s en términos fotográficos), casi el mismo tiempo que tardé en perder el premio.

Esa mañana, entre los correos,  atisbe uno  de National Geographic.  No me di mucha prisa en abrirlo, pensaba que se trataba de publicidad, o del acuse de recibo -automático- de las fotografías que había mandado en el último minuto al concurso.  Reconozco que en algún momento me ilusioné, antes de abrirlo, pensando en que quizás me habrían seleccionado entra las diez mejores..

¡Al abrir el mail y leer  "Congratulations! Your photo ......was chosen as the winner of the Places category for the 2012 National Geographic Photo Contest.... " casi me da un pasmo.

Lo primero que pensé es que había leido mal. Lo segundo, que se trataba de la broma de un amigo.  Lo releo varias veces. Es auténtico, lo firma la Editora Senior en persona. ¡Había ganado el National Geographic en el apartado "Places", uno de los más complicados, y eso en la revista/organización más exigente y reputada internacionalmente en fotografía de viajes!  Es difícil aspirar a más en esta especialidad fotográfica. Este año se presentaron 22.000 concursantes  de más de 150 países.

Harry Fisch

Solo quedaban un par de trámites: rellenar un documento en el que afirmaba poseer los derechos de la imagen, que esta era mía y que cedía los derechos correspondientes a National Geographic. Eso, además de mandar la fotografía digital original. Por cierto, no disponía de "negativo" RAW ya que, excepcionalmente, por un error en la configuración de la cámara el día en que hice las fotos, no estaba activada la función correspondiente.

Todo quedó mandado al día siguiente.

Y yo preparado para disfrutar del triunfo trás la dura travesía del desierto...

Ahora, me dije, contárselo a mis amigos más cercanos, los más sufridos fotográficamente. Más adelante lo haría con el siguiente círculo de conocidos. Al llegar la confirmación, debería confeccionar una Nota de Prensa. No es cosa de dejar pasar silenciosamente un hecho como este. Algo que solo se da una vez en la vida... Fueron unos días de parabienes, de alegría compartida. Todas las horas dedicadas, los viajes, las palizas de avión, los destinos incómodos. Todo adquiría más sentido al saber que el resultado merecía el reconocimiento mundial de la extraordinaria revista. En ello estaba cuando recibo un nuevo mail de la revista. Me comunica la editora que la fotografía ha sido descalificada por haber eliminado digitalmente una bolsa de plástico del extremo derecho, junto al límite del marco.

¡Pero si no tenía importancia! - me digo. ¡De haber  desplazado minimamente el  marco la puñetera bolsa no hubiera existido nunca en la imagen!  ¡Es como quitarle el Tour al ganador por pararse a hacer sus necesidades al borde de la carretera!

Desesperado, escribo  a Tino Soriano, maestro de fotógrafos de viaje,  el único  español fotógrafo de National Geographic en nuestro país, una referencia en fotografía de viajes. Cuento con que su experiencia en este tipo de concursos -fué ganador del World Press Photo Award-   y su familiaridad con National Geographic me ayude a centrar el problema. 
No me da muchas esperanzas. A pesar de que comparte la opinión de que lo  eliminado no altera la esencia de la fotografía, piensa que va a ser imposible volver a reunir al jurado, que la norma especifica impide añadir o retirar nada, que los americanos son muy estrictos con las reglas y National Geographic aún más.

Me abalanzo al ordenador y mando un mail a Monica Corcoran, la editora de la revista, argumentando que un reencuadre -perfectamente permitido por las normas- habría hecho desaparecer el objeto sin más alteraciones, que la bolsa se hubiera fundido oscureciendo ligeramente -en lugar de borrar- el objeto,  que  no era necesario eliminar nada digitalmente (la norma que impide borrar o añadir se establece para evitar que la naturaleza o el espíritu de la fotografía se altere o, en otros casos, como en el fotoperiodismo, que se modifique la realidad de la fotografía y se falsee la noticia. Aquí no se daba ni una cosa ni otra) .Espero la respuesta ansioso..  Y llega:

Harry Fisch

Traducido: ".. es desafortunado que no recortara la bolsa o que la dejara sin más, ya que ello no habría tenido impacto alguno en ambos casos... "  .

 

¡"...No habría tenido impacto... "!

 

¡En fín, que he ganado el Tour, pero me descalifican por infringir una norma, que de hecho no alteraba el resultado.! No, y lo triste es que, habiendo sido yo el jurado, hubiera hecho lo mismo...

Harry Fisch, La bolsa de la discordia

Lo que nos lleva posiblemente a otro tipo de planteamiento: la "pureza" de la fotografía y hasta donde se puede alterar - oscurecer, aclarar, enfocar, reencuadrar, añadir, eliminar - lo que has captado con la cámara.  Por otro lado, hasta qué punto las reglas deben aplicarse sin perjuicio del espíritu de lo que intentan proteger. Es previsible una  fotografía como esta, de ser parte de un reportaje, así me lo ha confirmado Tino Soriano, con su "retoque" digital, hubiera sido publicada en National Geographic.
Pero se trataba de un concurso...

Me queda el consuelo de saber que, con bolsa o sin ella, la fotografía está hecha por mí y la lección, duramente aprendida, de que en un certamen de esta importancia no hay espacio para interpretaciones. La competición es la competición y las normas se aplican con rigor.

Pero tengo una oportunidad única en la historia: ver  si, por una vez, la interpretación de las reglas juega a mi favor y puedo ¡Ganar por dos veces el National Geographic ! Especialmente difícil ya que las famosas  reglas establecen que no puedes presentar por segunda vez una foto ganadora.

Pero mi foto no era la ganadora.. ¿O sí?

Para saber  y conocer mejor el trabajo de Harry Fisch

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